viernes, febrero 25, 2005

La O.E.A. o A E I O U.

Por: José Luis Camba Arriola.

La Organización de Estados Americanos aún sigue sin Secretario General. Como todos saben, nuestro Secretario de Relaciones Internacionales, contradictoriamente, al mismo tiempo que representa los intereses de México ante la comunidad internacional, intenta conseguir el cargo vacante.

En su ambición, el Señor Derbez, y aunque parezca mentira me refiero al “político” y no al comediante, declaró que él se encuentra listo para que la elección se lleve a cabo de inmediato, sin necesidad de esperar al cumplimiento del plazo perentorio que vence en julio de este año; pues está seguro de que obtendrá la mayoría mínima necesaria para desempeñar el puesto.

Resulta que por primera vez en la breve historia de la OEA, no existe consenso entre los países miembros para la aceptación de un representante común. Las razones políticas se refieren básicamente a los intereses económicos regionales. En el escenario existen tres posturas básicas: la de la integración sudamericana, la de la centroamericana y la de la hegemonía de Norte América. En función de lo anterior, cada país de cada región se inclina por uno de los tres candidatos que representan respectivamente la postura que favorece su desarrollo. En este esquema falta, desde luego, un cuarto aspirante que llene las aspiraciones que motivaron la creación de la propia organización: a saber, la representación del conjunto de los países del continente americano y la posible integración de todos ellos, al menos, en un bloque económico. La ausencia de este representante tan importante para América Latina es particularmente grave si consideramos que la Comunidad Europea espera que una especie de panamericanismo latino sea creado para poder negociar los asuntos de política internacional con un solo bloque en lugar de tener que hacerlo con cada uno de los países del continente.

Pues bien, me parece fundamental, en aras de que el lector pueda discernir entre la estupidez y la incapacidad, aclarar algunos conceptos que si bien son obscuros para el hombre de a pié, para un político con aspiraciones de este tamaño resultan de indispensable conocimiento.

En primer lugar es menester recordar que candidato proviene de la palabra cándido que significa, básicamente, la ausencia de maldad. Así es, un candidato es aquel que se supone que aspira a un cargo determinado o cubre los requisitos necesarios para ser designado, sin que simultáneamente existan intenciones de favorecer intereses particulares, sean éstos personales, corporativos o nacionales. Por ello resulta, al menos absurdo, que quien ocupa una postura que le obliga a favorecer determinadas posiciones, en este caso las de México, pretenda convertirse en un representante imparcial de un variopinto grupo de países con compromisos contrapuestos al de su país de origen. Es requisito fundamental para ocupar el cargo en cuestión haber superado el nacionalismo egocéntrico y entender que la cooperación, probado está, produce mejores resultados que la competencia. Esto último se conoce en Sociología Política como el “Dilema del Prisionero”. De ahí que, hasta la fecha, se haya buscado a exmandatarios latinoamericanos para representar los intereses del conjunto de la región. Primero se necesita ser “Hombre de Estado” para poder entender la importancia de la supranacionalidad. Es lamentable hacerlo notar pero el Señor Derbez carece de ambas virtudes. Probablemente tenga otras, no se cuáles pero eso sí, con esas dos no cuenta. Y es que no es fácil encontrar candidatos que lo hagan. De lo contrario ya existiría un acuerdo para el nombramiento del ocupante del cargo que nos ocupa.

En segundo lugar, no me deja más remedio, me veo obligado recordando mi vocación docente, a imponerle una tarea propia de alumnos de educación básica a nuestro testaferro de los intereses mexicanos en el extranjero. Le dejo de tarea una “plana” en la que repita diez mil veces:

“Los Organismos Internacionales no dependen de la democracia, funcionan gracias al consenso de todos sus miembros”.

Que alguien haga el favor de decirle al Secretario Derbez que una organización como la O. E. A. no puede basarse en mayorías. En este tipo de organismos la disensión de las partes donde el voto es igualitario sin importar su peso específico dentro del conjunto de sus miembros es suficiente para la desaparición del grupo en comento. En estas organizaciones un país como Belice cuenta con el mismo peso que México. No importa la existencia de diferencias geográficas, territoriales, demográficas, económicas o políticas. Estas instituciones son creadas para eliminar la distancia entre sus miembros, nunca para hacerla valer. Que nosotros tengamos cien veces más habitantes, que nuestro territorio sea doscientas cincuenta partes más grande, que nuestro PIB sea setecientos ochenta por ciento mayor que el de otro país, en estos organismos es irrelevante, cada Estado Nación es una unidad que representa un voto igualitario. Tratar de controlar una organización de este tipo en función del poder es un acto “contra natura”. Sus consecuencias resultarán nefastas. La capacidad para llegar al consenso de todos es lo que faculta a un aspirante par ocupar una posición de este tipo. Todo lo demás es una forma más de neoabsolutismo totalitario.

Señores aspirantes honren al mayor latinoamericanista: Raúl Haya de la Torre. De ahí para abajo hay, aunque no se crea, mucho de donde buscar: Violeta Chamorro, Muñoz Ledo, con sus salvedades Alfonsín y, hasta rizando el rizo Allan García.

Hagan un esfuerzo y lean los “Documentos Básicos” de la Organización de Estados Americanos. Nada se pierde. De lo contrario, al menos, escuchen al Señor Gavilondo Soler, Cri Cri y aprendan a vocalizar.

Por lo menos para que las torpezas suenen bien.

joseluis@camba.ws

sábado, febrero 19, 2005

DESAFUERO: NO INVOLUCRAR A LA POBLACIÓN.

Por: Ezequiel Castañeda Nevárez.

La candidez generalizada que se observa en parte de la ciudadanía preocupa; la convicción de un sector importante de la población, que cree que lo que parece es, mortifica; la pasión que empieza a despertar en personas anteriormente apacibles o ajenas a la política, asusta; la seguridad que se percibe en algunos de estar en el camino correcto, desconcierta; el poder de manipulación de los políticos, que hacen de una falacia una campaña política exitosa, enoja; el que exista una confabulación para hacerse del poder o defenderlo, aprovechando la buena fe ciudadana, incomoda. Pero cuando el engaño inminente es claro, y hasta parece consentido por el engañado irrita y agravia más que nada, porque la impotencia invade, porque no hay argumentos válidos que aperciban, no hay razonamientos que prevengan porque no se escuchan. Todo esto parece darse en la sobredimención que el Jefe de Gobierno del DF ha dado al proceso de su posible desafuero, que se encuentra en marcha en la Cámara de Diputados. El avance del proceso ha llevado al tepetiteco al punto no solo de movilizar a los miembros de su partido político sino a tratar de involucrar a la población en una defensa que es más simple de lo que se cree, ya que no se trata de una invasión extranjera ni de una epidemia nacional, es solo un proceso establecido en la Ley que debe atenderse jurídicamente, como debió haber sido desde el principio y que hasta pudo evitarse.

El desafuero de AMLO se inscribe en el marco de la lucha política que libran las distintas fuerzas políticas nacionales y que como vemos empieza a contaminar a la sociedad civil exactamente del lado de la parte mas inmoral de la política, que viene siendo la mentira elaborada, la premeditada, la que se va adecuando y configurando a conveniencia como arma de lucha o para la obtención de dividendos políticos, aprovechando la participación ingenua de algunos y los evidentes errores de los adversarios políticos. No se trata de posiciones equivocadas o extraviadas; no, se trata de acciones mentirosas deliberadas y muy bien pensadas, como se producen en todas las cúpulas políticas que compiten entre sí.

No existe complot alguno ni canallada, existe una solicitud a la Cámara de Diputados que debe ser desahogada, y el origen es un asunto jurídico que AMLO nunca atendió jurídicamente, no se si deliberadamente para victimizarse, por desconocimiento o por desprecio a la Ley; cosa que Vicente Fox y asesores aprovecharon para tratar de deshacerse de él legalmente, pero de ahí a que sea una infamia, una canallada o un abuso de poder, hay un abismo. Tampoco significa que de la Jefatura de Gobierno sale a la cárcel

El riesgo que se veía venir, que era el de involucrar a la ciudadanía en un juego de poder, con el pretexto de evitar o de combatir el probable desafuero del tabasqueño, ya es una realidad, solo que parece darse a través de mentiras colosales con uso del poder y del marketing político para defender a una supuesta víctima, que si acaso lo es, sería de sus propios errores, cuando la realidad es que estamos solo ante una deficiencia o desatención jurídica de un asunto, que tiene precisamente consecuencias jurídicas, en las que nada tiene que ver la ciudadanía.

El juego político amenaza con arrasarnos a todos, y pretende ubicarnos obligadamente en alguno de los bandos para distinguirnos entre quienes estamos en favor y quienes lo estamos en contra, lo que significaría que habríamos caído en el juego perverso de la manipulación mediática, en una visión maniquea en la que solo existimos los buenos y los malos.

El riesgo es caer en la inestabilidad social, porque esto tiene consecuencias graves porque conlleva a la inestabilidad económica, lo cual ya fue advertido por la CIA en un informe que prevé este escenario en México a causa de los problemas políticos derivados de esta lucha con miras al 2006.

Pero no tiene la culpa el indio, sino el que lo hace compadre. La falta de cultura política nos hace víctimas naturales de las nuevas formas de hacer política, presas fáciles de cualquier campaña mediática. La falta de interés por los asuntos públicos o la pereza intelectual que hemos padecido nos pone a merced de los combatientes políticos en una disputa que no debe ser nuestra porque nada tenemos nosotros en el pleito ni ganamos nada al portar un uniforme de combate que no nos corresponde.

El de López Obrador no es el único caso, la cuestión parece ser: somos del TUCOM 1 o del TUCOM 2, estamos en favor del desafuero o en defensa del Jefe de Gobierno del DF, estamos con los conservadores panistas o con los neopanistas, simpatizamos con el Niño verde o aplaudimos que el IFE impida su estancia eterna en su Franquicia-Partido; apoyamos a Castañeda Gutman o a frívolo riquillo ese dueño de farmacias. Es la lucha, pues.

¿por quienes nos han tomado los políticos? ¿creerán acaso que la pereza intelectual de la masa realmente es atraso mental? ¿quienes realmente resultan culpables, los que mienten o los que creemos en sus mentiras? Creo que ya es tiempo que ubiquemos las cosas en su correcto sitio y que respetemos todos la lucha política como la herramienta legal que es para el acceso al poder y su ejercicio, pero que no se engañe a la población con espejitos ni cuentos de espanto, ni se aprovechen de sus necesidades o de su desconocimiento de las cosas para involucrarla en batallas que solo dejan saldos rojos.

Es cierto que a veces da la impresión de que efectivamente no nos ajusta muy bien la verdad, como que pedimos la mentira, como que nos hace falta la esperanza de un cuento bellamente platicado, que nos endulcen el oído, aunque sepamos en el fondo que no es verdad lo que nos dicen, pero lo cierto es que en el pueblo existe sabiduría política y experiencias históricas que no se pueden olvidar fácilmente, de tal manera que pueden decirnos que el problema indígena se resuelve en quince minutos, que pueden producirse millones de empleos en minutos, que el cambio bal, bla, bla, bla, pero eso no significa que puede ocurrir una y otra vez, que nos traguemos el cuento que la esperanza la representa un solo mesías cuando sabemos que las soluciones están principalmente en la colectividad y en menor grado en los gobiernos.

No, no hay que dejarse engañar ni mucho menos auto engañarse; todo este embrollo político es producto de la lucha política y en esta puede valerse de todo, pero no el utilizar ciudadanos como cinturones humanitarios para defensa de intereses políticos. Que se den con todo, pero que no provoquen convulsiones sociales y que no falten al respeto a nuestra inteligencia. Que no nos vendan mentiras porque no se las vamos a comprar y mucho menos cuando nos empujan a una lucha fratricida sin sentido, porque esto es inmoral a todas luces. Esa es la cuestión.

eze_cas@hotmail.com

sábado, febrero 12, 2005

PROCURAR JUSTICIA: RETO DE EMETERIO.

PROCURAR JUSTICIA: RETO DE EMETERIO
Por: Ezequiel Castañeda Nevárez.

La seguridad pública y la procuración de justicia son dos altas prioridades del gobierno de Fidel Herrera, que necesariamente van de la mano porque representan en conjunto la seguridad, la certeza en lo cual pretende apoyar todas las acciones de su gobierno el mandatario estatal, por eso ha puesto especial atención en estas dos áreas, porque además tiene planes sin precedentes para impulsarlas y actualizarlas a niveles de primer mundo; ese es el proyecto.

Procurar justicia es una de las funciones más importantes de la estructura gubernamental, y esto seguramente lo sabe el Gobernador Herrera, porque no estamos hablando únicamente de la investigación de los delitos y la persecución de los delincuentes, sino de preservar el estado de derecho en general, porque precisamente la legalidad resulta ser el principio rector de la convivencia social, así que al cumplir cabalmente con su función legal está protegiendo no solo a las víctimas de los delitos, a los ofendidos, sino al conjunto de la sociedad en que vivimos, así que la certidumbre jurídica y la seguridad pública son el basamento de todas las áreas del desarrollo.

Esa es la importancia del buen desempeño de los titulares de la Secretaría de Seguridad Pública y de la Procuraduría de Justicia en el gobierno de Fidel. En la primera, el Gobernador responsabilizó a un militar, conocedor de su tarea y, en la Procuraduría, a un servidor público de carrera, experto en la materia, ciudadano honorable, profesional del derecho, como lo es Emeterio López Márquez.

La modestia de Emeterio, ha impedido la difusión de las muchas acciones que ha emprendido en los pocos días que lleva al frente de la Institución, porque está convencido de que se tiene que cumplir con el deber encomendado independientemente de que se sepa o no, pero justo es comentar a la ciudadanía que el responsable de la Procuraduría no es ningún improvisado en esto, porque al igual que Fidel Herrera, que esperó y se preparó para ser Gobernador del Estado, también Emeterio se ha preparado intensamente para cumplir eficazmente esta oportunidad que hoy se le brinda, ya que son más de veinte años los que ha trabajado en la institución del Ministerio Público, desde ser Agente del M. P, Agente Visitador, Director General del Jurídico Consultivo, Coordinador de Agentes auxiliares del Procurador, hasta Subprocurador en las regiones de Córdoba y de Jalapa, y en todos los cargos conferidos ha sabido desempeñarse con honradez, profesionalismo, con eficiencia y, algo muy importante, con discreción. Todo ello sin considerar que ha sido Asesor jurídico del Gobernador Gutiérrez Barrios, Presidente de la Academia de Derecho penal, miembro de la Sociedad Mexicana de Criminología y ponente sobre criminología y temas relacionados en importantes foros nacionales y extranjeros, además de ser Magistrado del Tribunal Superior de Justicia del Estado. Por cierto, esta circunstancia última ha sido clave para iniciar una excelente relación de los auxiliares del Procurador con los magistrados del Tribunal en el tratamiento de los diversos asuntos que a diario conocen, en los que, como es natural, existen diferencias de criterio. La semana pasada se realizó la Primer reunión de Magistrados de las Salas Penales y los auxiliares del Procurador, evento con el cual se inaugura un período de convivencia y coordinación entre Tribunal y Procuraduría que habrá se tener como consecuencia una notable mejoría en la procuración e impartición de justicia en el Estado.

El amplio conocimiento que el Maestro en Ciencias Penales tiene de la Procuraduría ha facilitado el cumplimiento de las metas institucionales y el mejoramiento de la labor de todo el personal, ya que a pesar de sus múltiples actividades, en donde se cuenta el doctorado en Derecho Constitucional que actualmente cursa, se da tiempo para recibir a todos sus compañeros de trabajo y para atender la audiencia, que por cierto es abrumadora. Esto ha generado confianza y simpatía del personal de la Procuraduría y el justificado entusiasmo de todos por apoyar su gestión.

La importancia de que la ciudadanía se sepa en buenas manos, de profesionales capacitados para su labor, está en la confianza que genera, lo cual hace que se sintonicen gobernante y gobernados. Esto lo sabe a la perfección el Gobernador Herrera Beltrán, por eso y no por otra cosa, es que ha considerado la posibilidad de proponer al Congreso del Estado a López Márquez, que es en este momento político su mejor carta, ya que no solo lo distinguen prendas académicas y profesionales, sino que en tantos años como servidor público no tiene, como luego decimos, cola que le pisen, no se sabe que se le endilguen malas conductas presentes o pasadas en su larga trayectoria, porque se trata de un funcionario honrado y sencillo que ha dedicado su vida a la capacitación en la procuración de justicia y a la docencia, habiendo colaborado con los ocho últimos procuradores, abrevando de todos ellos.

Procurar justicia, es en su concepción más elemental el pugnar porque a cada individuo en lo particular y a la colectividad en general, se les de lo que en derecho y razón les corresponde, para lo cual se requiere personal calificado y con experiencia, además de que, independientemente de sus méritos profesionales, le acompañe una conducta personal impecable, porque los ojos de todos los ciudadanos están en todos los actos de gobierno y habrán de calificar al gobernante por sus aciertos, pero también por los errores de sus colaboradores. Estos requisitos son sobradamente cumplidos por López Márquez, pero falta saber si el Congreso se mantiene en su negativa sistemática o si eran ciertos los argumentos que presentaron en la primera propuesta y requerían un experto al frente de la Procuración de justicia en Veracruz, Muy pronto se verá se era cierto, para qué adivinar lo que se va a saber. Esa es la cuestión.

eze_cas@hotmail.com

martes, febrero 01, 2005

TORTAS DE A TRES MIL PESOS

Por: José Luis Camba Arriola

Mientras escribo estas líneas me encuentro volando de Tijuana al Distrito Federal. Las sobrecargos nos acaban de entregar un paquete de papel aluminizado de difícil apertura; más de uno, incluido yo, tuvimos que solicitar asistencia para llegar a su contenido. Ninguno de los pasajeros sabía lo que se encontraba dentro de la novedosa bolsa. Su estilo NASA confundía. Considerando la dificultad de apertura y lo misterioso de su contenido, sugerí por escrito a la Aerolínea que al final de las recomendaciones de seguridad que con evidente aburrimiento tienen que repetir las azafatas al principio de cada vuelo, se incluyeran instrucciones sobre el contenido, apertura y manejo del bulto de aluminio en cuestión.

La envoltura asociada con las fiestas navideñas sugería un inesperado regalo de fin de año por parte de la compañía transportadora. Cuan grande fue mi sorpresa al desenvolver el presente que me había tocado y encontrarme con una torta mal hecha, una bolsita de fritangas y una salsita picante. A punto estuve de protestar y exigir que se me cambiara de regalo cuando me percaté de que la democracia también se practica en el aire: las aeromozas le habían entregado el mismo presente a cada pasajero. La comida no podía ser, ni siquiera traía cubiertos, ni postre, ni pastelito y menos charolita con espacios para cada cosa. Tenía que tratarse de un aperitivo hasta el momento de la comida.

Cortésmente le indique a quien me atendía que prefería esperar a que me sirvieran la comida. Atónito quedé cuando se me informó que esa especie de torta debía interpretarse como alimento. No lo podía creer. Recordaba cuando viajar representaba una aventura para la que uno incluso se ataviaba con sus mejores ropas. El avión era algo más que un medio de transporte: era lujo y emoción. Hermosas mujeres, sueño de todo adolescente de entonces, se enlistaban para trabajar en ellas. Cubiertos de metal y comidas calientes, hasta platillos para elegir. Algunas marcas de buenos vinos y digestivos para después de yantar. Se entendía que viajar podía resultar molesto: espacios reducidos, necesidad de compartir el viaje con desconocidos y lo peor de todo, utilizar un baño colectivo. Las compañías de aviación intentaban otorgar algunos paliativos de bajo costo para compensar las incomodidades.

Sé que cubiertos de metal ya no se pueden usar porque los expertos en seguridad dicen que desde los atentados a las Torres Gemelas, hasta el hilo dental es un arma mortal. También sé que la igualdad obliga a que no todas las azafatas sean guapas. Entiendo, aún sin estar de acuerdo, que los asientos sean cada vez más pequeños para que mayor cantidad de carne y hueso puedan retacarse en un avión. Lo que no puedo entender es lo que justifica que cada vez más se nos trate como ganado. Las incomodidades de volar no han disminuido, por el contrario, se han incrementado. La mayoría de los vuelos son más cortos que el tiempo que toma a un pasajero cumplir con los traslados, revisiones y trámites de “seguridad” necesarios para concluir un viaje.

Nada justifica que nos alimenten como reses de engorda. El costo promedio de producción de una comida decente no excede los doce pesos. Si le añadimos empaques, sistemas de calentamiento y servicio, puede subir a unos dieciocho. El boleto más barato en esta ruta acaricia los tres mil pesos. Ni las presiones sindicales, ni el incremento en el precio de los seguros y servicios aeroportuarios justifican tratarnos como “boy scouts”; su pertenencia a estos grupos es voluntaria, viajar no es usualmente una decisión, la mayoría de las veces es una necesidad. Escudarse en amenazas terroristas y normas de seguridad para disminuir costos de operación en detrimento de los usuarios del servicio aéreo es, cuando menos, una bajeza.

Nada, pero nada, justifica pagar tres mil pesos por un vuelo con semejante comida. Otra cosa muy diferente sería comprar una torta gacha en cuyo precio se incluyera un vuelo de tres mil pesos.

Así como el precio del vuelo no justifica la torta, tampoco la torta justifica el precio del vuelo.

La falta de respeto con la que el ciudadano promedio es tratado es una evidencia de que, al igual que la mayoría de los políticos, el conjunto de los Consejos de Administración de las grandes empresas, nos consideran un número sacrificable. Ya es hora de que en México se sigan los ejemplos de la Europa continental; debemos constituir organizaciones de consumidores que sean capaces de forzar a las compañías a tomar en cuenta a sus usuarios o correr el riesgo de desaparecer.

No podemos esperar que papá gobierno haga todo por nosotros. Hablemos. Para eso, a parte de para comer tortas a treinta y tres mil pies de altura, nos dieron la boca.

El que no llora no mama. Hagamos algo para que el que mama no llore.

P.S.: Acabamos de tratar de salir del avión y me di cuenta de que cometí una injusticia. El viaje que compré es un VTP (Viaje Todo Pagado). El avión nos dejó a dos kilómetros de la terminal de pasajeros y un microbús cuaresmeño, de esos multiplicados por dos fue por nosotros. Tan bien se veía el transporte que la tripulación de la aeronave se negó a transportarse junto con nosotros.

El vuelo incluía torta, autobús y avión. Un viaje completo. Gracias a Dios existen aerolíneas como ésta (AVIACSA). Que haría el viajero común sin este servicio.

Por cierto que para enterarse del lugar en que van a descargar el equipaje hay que contratar a un prestidigitador. A lo mejor por eso abundan los anuncios televisivos de gurús.

Estimado lector, si va a volar contrate a uno. Es conveniente saber de antemano con lo que se va a encontrar.

joseluis@camba.ws