sábado, marzo 19, 2005

TIEMPO DE LOS DUROS.

Por: Ezequiel Castañeda Nevárez.

Hace ya algunos meses anunciábamos en este mismo espacio el advenimiento del neoabsolutismo totalitario en la práctica política nacional. El poder per se, o el poder por el poder mismo, cuyas características principales son la ausencia de reglas, el ayuno de ideologías y la carencia total de moral y ética en la participación política, o lo que es lo mismo, la negación misma de la política.

Es de entenderse que, si estamos ante una batalla campal, cruenta, inmoral, no puede sobrevivir a esta cualquier combatiente, razón por la que los contendientes deben tener ciertas características adecuadas al tipo de combate. La Vox Populi y diversos analistas les han bautizado como “Los Duros”, que vendría a ser de alguna forma el equivalente a los “rudos” de la lucha libre.

Los duros en la política son aquellos extremistas, radicales, que asumen una postura firme, irreductible, de defensa a ultranza de sus posiciones políticas, y se les va la vida en la defensa de sus espacios. Los duros jamás rehuyen la confrontación, por el contrario, se mueven con cierta naturalidad y hasta cierto regocijo en medio de la confrontación y del escándalo.

Lo que hoy en día se nos presenta como actuación política no es sino una moda que cubre el vacío que ha dejado la práctica profesional de la política y que ha dado lugar al deprimente espectáculo de barriada que alimenta el morbo ciudadano; al chismarrajo, a la basura de la política que a su paso va degradando todo lo que toca hasta acabarlo; solo la destrucción total o la inteligencia y sensibilidad de los actores políticos puede detener su avance. La gravedad del asunto se presenta cuando solo los duros mantienen el ejercicio de gobierno y el control de los Partidos Políticos, porque entonces no existe la prudencia ni la sensatez en la vida política del país.

En este escenario se viene dando la lucha política, principalmente al interior de los Partidos Políticos nacionales, por el control de las franquicias y en la intentona de eliminar a los competidores internos principalmente en el PRI, PAN y PRD, ya que en los casos de Convergencia y del Partido Verde hay plena definición y control de los mismos, como todo mundo sabe.

En este marco puede considerarse el Arribo de Manuel Espino a la dirigencia nacional del PAN. Al nuevo representante del panismo se le ha ubicado como digno representante de la ultraderecha y de los grupos más conservadores del país, ligado fuertemente a intereses perfectamente definidos, entre estos, los del grupo clandestino de participación política religiosa conocido como “El Yunque”. Su arribo ha sido marcado ya por inconformidades y renuncias.

A Manuel Espino también se le conoce y reconoce por su confrontación con la esposa del Presidente Fox y su reciente alianza política con la misma, lo que confirma la versión de que los propósitos que mueven a esa supuesta o real organización religiosa política conocida como El YUNQUE, justifican encuentros y desencuentros, posturas y replanteamientos, todo en función del cumplimiento de los objetivos esenciales de esta especie de secta que son, entre otros propósitos, la obtención del poder y desde su ejercicio la ampliación de su actuación política, para eliminar a los adversarios del grupo. Ha trascendido que una de las estrategias consiste en el acceso de sus miembros a los gobiernos estatales y municipales, o por lo menos su infiltración en estos, especialmente en las áreas políticas y policiacas, además de las de Procuración y administración de justicia, desde donde podrían apoyar fuertemente a sus cofrades, razones por las cuales aquellos gobernantes que no comulgan con estos grupos se encuentran atentos a cualquier propuesta que vaya en ese sentido, aunque algunos Gobernadores, afines o comprometidos con esta organización, impulsan a los integrantes de la misma en diversos espacios de gobierno y de participación política. Veracruz, por fortuna, con Fidel Herrera en el gobierno, se encuentra a salvo de infiltraciones y de sorpresas de parte de este grupo radical de ultraderecha al estar perfectamente identificado

Por otra parte, en el PRI, Roberto Madrazo ha sido reconocido como de los “duros” de este Partido, y con su peculiar estilo mantiene el control nacional de la estructura partidista, posicionándose como uno de los más viables para la contienda electoral presidencial próxima.

Finalmente, como ha quedado más que claro, está Andrés Manuel López Obrador, quien es reconocido dentro y fuera del PRD como “duro” entre los “duros”, es decir, como el Master de los duros de la llamada izquierda mexicana; en su estilo, ha realizado los movimientos necesarios para apoderarse de ese partido imponiendo a Leonel Cota Muñoz como nuevo líder nacional, a Martí Batres como líder del mismo en el DF; a la innombrable, como candidata del PRD al gobierno del Estado de México y, seguramente, designará a Marcelo Ebrard o al maestro Batiz como candidatos al gobierno del DF, y si se le complica la jugada sacará de la manga a Armando Quintero.

El panorama político, como se aprecia, se muestra duro en el presente, pero se proyecta como “mas duro” en el futuro con el perfil de los combatientes principales. Un punto adicional sería que todos estos distinguidos caballeros tienen en común, además de su dureza, que gustan de involucrar a la población en su actuación política, por lo que no estamos muy lejos de una guerra civil política, que podría desencadenar en confrontaciones mayores si no hay cordura en la conducción política, a menos que los ciudadanos asumamos con inteligencia que esa confrontación en nada nos beneficia y les hacemos el vacío cuando de incitaciones a la violencia se trate. La lucha política incluye la participación social y puede que hasta la pasión en la confrontación política de ideas y de percepciones, pero nunca en la violencia, que ya deja sentir un poco su aroma, duro por cierto. Esa es la cuestión.

eze_cas@hotmail.com