viernes, marzo 18, 2005

DE AVIONES, ATOLE CON EL DEDO Y TERRORISMO.

Por: José Luis Camba Arriola.

Me acabo de enterar de que un grupo de altos funcionarios del gobierno de E.E.U.U. descubrió que los encendedores producen fuego. Desde luego que el conocimiento bien adquirido cuesta y mi aprendizaje no fue la excepción. Al tomar un vuelo de Mexicana de Los Ángeles al Distrito Federal, uno de los empleados gubernamentales del gobierno gringo, por cierto más pocho que Jhonnie Pistolas, me quitó un encendedor de colección de unos quinientos dólares.

Según estos señores, los encendedores son peligrosos. Pero de momento no todos lo son. Sólo los caros. Verá usted señor lector, como fumador empedernido que soy, lo hago con empeño y no por simple vicio. Así que siempre utilizo encendedores de calidad que me hagan creer que envés de un cochino vicio mantengo una extravagante costumbre en peligro de extinción. Pero como el vicio es mayor que la extravagancia, cuando viajo cargo además, un encendedor desechable por aquello de que al bueno se le acabe el gas o la piedra y al bajar del avión y pisar terreno común no pueda encender el cigarrillo más sabroso del día; el que le hace a uno saber que la pesadilla de volar terminó. Así que en esta ocasión no hice la excepción y junto a mi hermoso encendedor de oro y laca china llevaba conmigo el típico encendedor minúsculo de plástico desechable. Pues bien resulta que al revisar mi equipaje de mano, como si desnudarse y correr el riesgo de adquirir pie de atleta al ser forzado al descalzarse fuera poco, la empleada del gobierno me hizo saber que tenía que abrir mi maletín. La computadora en la que escribo estas letras ya había tenido el privilegio de ser observada por dentro y yo, denigrantemente, al igual todos los demás, me encontraba a medio vestir. Por supuesto que accedí; se lo preguntan a uno como si tuviera opción. En este punto debo hacer notar que más de un vuelo he perdido por negarme a desnudarme o descalzarme, que es parte de lo mismo. En múltiples ocasiones he detenido la fila de los ansiosos pasajeros al negarme a hacerlo por considerarlo absurdo y violatorio de las garantías individuales y sin embargo, insistir en abordar mi avión por ser mi derecho y elección. Claro que en esas ocasiones los demás me ven con extrañeza sin entender que el ejercicio de poder tiene que tener frenos. El caso es que al encontrar ambos encendedores, el caro y el barato, el funcionario me quito el caro y me permitió conservar el barato. Evidentemente, pedí explicaciones y todo lo que supieron contestarme es que esas son sus normas y que a partir del día veintinueve de marzo no permitirán los baratos ni los cerillos tampoco. Claro que protesté, le sugerí quitarle el gas y la piedra; desarmarlo; catafixiarlo por el de menor precio; lo que fuera. Me dió la opción de perder mi vuelo pero eso sí, me aseguró que el encendedor no podría volar conmigo ni con mi equipaje. En definitiva, que el encendedor no saldría de los E.E.U.U. Que lo vendiera, lo regalara o lo que fuera. Hice un escándalo. Se presentó la policía y no se qué cantidad de burócratas mecanizados que no dejaban de llamarme Sir, como si quisieran hacerme creer que me respetaban. Y es que semidesnudo no se siente uno respetado en público, le llamen como le llamen. Pues es el caso que en esta ocasión tenía una cita a la que no podía faltar y que podía costarme diez o veinte veces el precio del encendedor. Tuve que dañar mi autoestima y claudicar. Mi ambición ya me había dejado medio desvestido, la humillación dolía más que el dinero. La falta de tiempo evitó que persiguiera la justicia que todos merecemos. Al final, pedí que se me dejara ver una vez más mi encendedor. Pedí que me lo entregaran y, para vergüenza mía, sólo me lo mostraron sin dejarme tocarlo. Evidentemente quería destruirlo. No me tragaba el cuento de que su destino sería la basura.

No entendía como era posible que dos semanas antes el encendedor llegara conmigo por la misma aerolínea y no pudiera regresar a su país de residencia: México.

Tampoco comprendía como era posible que un encendedor de oro fuera más peligroso que uno de plástico.

Menos aún me quedaba claro que no hubiera información previa y que no se ofrecieran alternativas.

Pero lo que menos comprendo es como es posible que más de dos años después de los atentados del once de septiembre, repentinamente, los encendedores se hayan convertido en un peligro. Una de dos: o los comités de especialistas de todas las ramas que se reunieron para tomar medidas que evitaran otros atentados eran unos imbéciles y no vieron lo que estos funcionarios acaban de descubrir, o el funcionario en cuestión es uno de los pacientes del Dr. Patch Adams y se acaba de despertar de un estado de coma de al menos cinco años, con lo cual la medida se justificaría pero no el tiempo transcurrido desde los ominosos atentados y la aplicación de esta brillante medida. Significaría que si ahora es un peligro, entonces también lo era. Así que hemos estado en peligro por casi tres años.

Por supuesto que ninguna de las hipótesis anteriores son verdaderas. Se trata de darle al público su atole digital. Los verdaderos terroristas cuentan con al menos dos docenas de medios para asesinar a alguien dentro de una aeronave comercial u obtener el control de ésta sin necesidad de recurrir a objetos prohibidos. Desgraciadamente el espacio es menor que el tiempo. En la siguiente entrega les haré saber algunos de los recursos de peligro que se encuentran habitualmente en un vuelo.

Si yo los puedo ver, seguramente los terroristas también. Sobre los funcionarios gubernamentales tengo mis dudas. Astigmatismo intelectual es su padecimiento. Nos encontramos con un director de reglas con ceguera crónica. A otro perro con ese hueso.

Disfruten mi encendedor: hijos de su madre patria, que es la mía; aunque matar el hambre los haya puesto a trabajar para un gobierno fascista integrado por genios que confundimos con tontos.

Hasta la otra.

joseluis@camba.ws

1 Comments:

Blogger Unknown said...

No me vaya a decir que fue el Picasso.

No lo puedo creer!!!

viernes, diciembre 18, 2009 10:37:00 p.m.  

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