sábado, diciembre 18, 2004

CERRAR ESPACIO A LA CORRUPCIÓN

Por: Ezequiel Castañeda Nevárez.

La reciente publicación del informe de Transparencia internacional sobre el fenómeno de la corrupción en el mundo ha puesto a pensar a los gobiernos de los países afectados y a intensificar el debate sobre este flagelo mundial.

México es de los países sobresalientes en la materia, con el nada honroso octavo lugar en lo general, y el segundo lugar por lo que toca a nuestros cuerpos de seguridad y a la policía.

El informe no deja títere con cabeza al considerar que también están infectados los partidos políticos, legisladores, jueces, fiscales, recaudadores de impuestos y personal de aduanas; además de que indica que la percepción mundial es que este mal crecerá en los próximos tres años a una de cada cinco personas, dato que justifica la alarma y la decisión urgente de intensificar su combate.

Ningún gobierno realmente interesado en el bienestar de su pueblo puede ignorar que el punto de partida hacia el desarrollo está en la detención del avance de la corrupción, por las consecuencias que trae aparejadas esta práctica. La corrupción es una amenaza para la estabilidad y el desarrollo de las sociedades en la medida de que socava los valores de la democracia, la ética y la justicia, además de quebrantar el imperio de la ley y erosionar la moral social, casi nada. Así que debe tomarse en serio la batalla contra la corrupción, si es que los propósitos gubernamentales son serios.

El Gobernador Fidel Herrera ya ha mandado un claro mensaje al respecto al designar a Susana Torres como titular de la Contraloría General del Estado y al proponer al Congreso del Estado a Salvador Mikel; la nueva Contralora, además de ser una servidora pública altamente calificada en la materia, es una ciudadana ejemplar, de una honorabilidad y rectitud personal a toda prueba, lo que la ubica como la persona indicada, junto con Mikel para cerrar espacios a la corrupción en esta administración estatal. El nuevo Procurador tiene basta experiencia jurídica y la sensibilidad política adecuada para dirigir esta nueva etapa de la Procuraduría de Justicia y, sobre todo, para desterrar la impunidad con la aplicación de la Ley en perfecta coordinación con la Federación.

La tarea de Susana Torres no es nada fácil al buscar que la sociedad nuevamente perciba una administración honesta, confiable y eficiente, porque la percepción de los ciudadanos del gobierno va estrechamente ligada a la fama de los políticos, y esta no es buena, como todos sabemos, lo que dificulta la labor.

Las acciones inmediatas de la Contraloría deben ir no solo a sancionar a los malos servidores públicos sino a rescatar la ética en la gestión gubernamental, al diseño de sistemas de transparencia y rendición de cuentas eficientes y claros, además del fortalecimiento de los mecanismos e instrumentos jurídicos que ya existen y que hay que aprovechar, más allá de minucias como el portar gafete o el sobredimensionar quejas pueriles que en nada desarrollan ni mejoran la gestión de gobierno y sí representan desperdicio de tiempo y recursos.

La función de Mikel en la Procuraduría será modernizar las áreas existentes, adecuándolas a las nuevas expresiones delictivas de la sociedad para una mejor atención de su función y contribuir al combate a la impunidad y a la corrupción, tarea que conoce perfectamente.

Si bien es cierto la corrupción siempre ha existido, porque es inherente al ser humano, está demostrado que los niveles pueden moverse de acuerdo con la voluntad política gubernamental, y si no tiene posibilidad de ser erradicada totalmente, sus niveles pueden ubicarse en puntos sumamente bajos, lo que ocurre en muchos países. Claro, es fundamental la participación de la sociedad en la lucha por conservar los mínimos, porque esta implica entrar a lo más profundo de las estructuras, de sistemas, organizaciones, familias, servidores públicos, políticos y comunicadores para lograr el éxito, pero la parte fundamental, la más importante, definitivamente, está en la fortaleza de los valores morales y éticos en las acciones del gobierno.

No es labor fácil, ni es un padecimiento exclusivo de las fuerzas del orden, porque el mal uso de los recursos, la mediocridad y la incapacidad también son expresiones de la corrupción y estas se encuentran en todas las áreas de la administración pública, y todas ellas ameritan revisión exhaustiva en todo tiempo. Esa es la cuestión.

eze_cas@hotmail.com