martes, diciembre 07, 2004

DE LAS FACULTADES DE DESTITUCIÓN.

Por: José Luis Camba Arriola.

¿Cuáles es el propósito de las previsiones constitucional y legal que facultan al Presidente de la República para destituir libremente al Secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal? La respuesta es común a todos los países democráticos que, por lo mismo, temen la desaparición del preciado bien llamado democracia: salvaguardar a los Poderes de la Unión que, como todo el mundo sabe, albergan su residencia en la capital del país.

El asesinato de dos funcionarios federales es, sin duda, una desgracia producto de la descomposición social cuyas manifestaciones extremas han sido imposibles de contener por el instrumento que en sustitución de las religiones, el hombre moderno ha diseñado: la política, arena común donde las diferencias deben dirimirse.

Pero entonces, ¿significa ésto que la estabilidad del Estado corre peligro? Si Fox tomó esta decisión es que sí debe creerlo. Espero que se equivoque. Si no es así, no me extrañaría nada. Creo que el riesgo es grave y la solución de difícil aplicación.

La lucha contemporánea por el poder actual es sintomática de cambios profundos caracterizados por llevar las facultades a los extremos.

Sin embargo y considerando como móvil de todos los políticos involucrados el ejercicio del poder absoluto, deja mucho que desear la falta de imaginación de los actores políticos. Con un poco de creatividad, Obrador podría haber instruido a sus incondicionales colaboradores, a que renunciaran a todos los cargos de mandos medios y superiores. Asimismo, como muestra de oposición a la constitucionalmente correcta decisión del señor Presidente, pudo haber ordenado una manifestación, de manos caídas, por el resto de los integrantes de la policía. El caos resultante hubiera obligado a que la Policía Federal Preventiva entrara a resguardar la capital creando con ello, una forma de “Toque de Queda”. Por fortuna, imaginación no hay.

No obstante, ya no se sabe para donde hacerse. El mismo día de la remoción de Ebrard, como si de la extirpación urgente de un cáncer maligno se tratara, el Procurador Federal, ayudante del cirujano con facultades legales para operar, declaro que desde el 22 de noviembre, 15 días antes de que fuera asesinado Enrique Salinas, la INTERPOL les solicitó su localización para ¿quién sabe qué diligencias?. Hasta que se murió o, lo “murieron” lo supimos. Los mexicanos de a pie solo nos enteramos de lo irremediable.

Sorprende que la P.G.R. fuera incapaz de cumplir con la solicitud. De haberlo hecho, probablemente el hermano menor del expresidente estaría preso, pero vivo.

De todos modos, si la oficina de Marcelo Ebrard recibió la notificación de destitución al menos 20 minutos antes de que fuera de conocimiento público, parece mal común la falta de comunicación interna en los organismos gubernamentales. Si su propia destitución no le fue informada a tiempo, menos aun la muerte de unos extraños.

Ni pa donde hacerse.

joseluis@camba.ws