sábado, diciembre 11, 2004

DAMNIFICADOS DE TLAHUAC

Por: Ezequiel Castañeda Nevárez

Los linchamientos de Tlahuac siguen produciendo damnificados en los mandos policiales federales y del Gobierno del DF. A este momento han sido cesados ocho mandos medios entre Inspectores, Subinspectores y Suboficiales, además de un Comisionado y del Secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal. Es este último cese el que llama la atención, por provenir del mismo Presidente de la Republica.

Si bien es cierto todos los despidos se derivan de los actos y omisiones en los sucesos de Tlahuac, no hay que olvidar que también se da en el marco de una lucha política cada vez mas intensa entre el Jefe de Gobierno del DF y el Presidente Vicente Fox , por eso es relevante la salida de Ebrard Casaubon de la Secretaría de Seguridad Pública.

Muchos ciudadanos interesados en la confrontación Fox-AMLO se preguntan si se trata de una intromisión, si es un acto injusto o autoritario o si obedece a una estrategia política, ya se han encargado los medios de aclarar que se trata de un acto presidencial perfectamente legal y han explicado la fundamentación de la medida. Vayamos a la razón de la existencia de esta facultad constitucional:

Más allá de las facultades que conceden la Constitución General de la República y el Estatuto de Gobierno del Distrito Federal al titular del Ejecutivo Federal para remover libremente a quien tenga a su mando la fuerza pública en el DF, que en este caso es el amigo, colaborador y probable candidato de López Obrador al Gobierno capitalino, es importante saber cual es el origen de esta facultad. La previsión constitucional, como ocurre en muchos países democráticos del mundo es la salvaguarda de los poderes de la Unión, que radican en la capital del país, como radican en muchas naciones; es decir, la previsión de un posible Golpe de Estado o sublevación de los altos mandos de la fuerza pública, quienes quedarían con la aplicación de esta facultad presidencial sin autoridad sobre las fuerzas de seguridad, lo cual reduciría su capacidad de acción en caso de una asonada. Por eso el Estatuto de Gobierno del DF concede también el mando absoluto de la fuerza pública en el DF al Presidente de la República. Vale la pena la lectura del Diario de los debates de la Cámara de Diputados sobre el tema.

Por supuesto no estamos ante un escenario de riesgo para la estabilidad de la nación ni ante un posible golpe de Estado en México, como para que Fox tomara la determinación de destituir a Ebrard, ni de la manera vergonzosa como lo hizo, pero estamos ante un caso de indisciplina que debe ser castigada, además de que, por los acontecimientos de Tlahuac, la propia Presidencia estimó que la causa de la destitución obedecía a la “ineptitud e incompetencia”del servidor público; ningún subordinado puede desobedecer al superior sin que sea sancionada su indisciplina, por lo que se trate de quien se trate, hizo bien el Presidente en castigar la imprudencia del ahora ex Secretario de Seguridad Publica capitalina que aseguraba que no aceptaría una destitución del Presidente, como si este tuviera que pedir su consentimiento para removerlo. Claro que el cese fulminante de Marcelo tiene también tintes políticos y cuenta con el plus de que con este se propina un buen golpe al rijoso de López Obrador. Nada raro sería que en los próximos días Marcelo Ebrard sea encarcelado. Al tiempo.

Por otra parte también debe reconocerse la prudencia del Jefe de Gobierno capitalino ante el despido de su consejero político. Esta vez se equivocaron quienes apostaban a que el tabasqueño habría de rebelarse ante la decisión presidencial, porque estaba ante inmejorable oportunidad para desacatar, como lo ha hecho siempre, la disposición del Ejecutivo Federal, pero en esta ocasión con cierta ventaja política, porque esta vez el desacato le dejaría buenos dividendos si dejaba en manos de Fox la seguridad de la capital, que de por sí es una papa caliente. La anarquía ubicaría a AMLO en franca ventaja ante sus adversarios políticos.

López Obrador siempre se ha movido exitosamente en el caos, por eso lo provoca; en el ojo del huracán se mueve como peje en el agua y siempre saca ventaja de la confusión o del barullo, y siempre encuentra simpatizantes a sus causas. Por eso era de esperarse que dejara en manos del Presidente de la República el mando de la fuerza pública como lo ordena el Estatuto de Gobierno, y aún el que manejara a la misma corporación policial a su conveniencia para evidenciar a Fox y agudizar y desprenderse del de por si grave problema de inseguridad en la capital del país.

La otra posibilidad, esta más inteligente y por lo mismo menos probable, era que AMLO dejara en ridículo a Vicente Fox proponiéndole a un sargento Subinspector o a cualquier elemento del montón como substituto de Ebrard y a este nombrarlo como Comisionado o asesor en materia de Seguridad Pública, para que todo siguiera igual, con lo cual se burlaría elegantemente de su adversario y habría recuperado la popularidad perdida del sector intelectual al dar una muestra de talento y capacidad política, además de que habría alegrado el corazón de sus adeptos, que disfrutan esta actitud de su Mesías. Pero Andrés Manuel decidió actuar con prudencia, sus consejeros políticos seguramente le dijeron que no debe emular a Hugo Chavez y que su espíritu de confrontación no debe llegar a la comunidad internacional; que es el tiempo de enviar mensajes que tranquilicen a los Estados Unidos, porque su popularidad está garantizada en el país de cara al 2006. El tiempo nos dirá si tuvo razón. Esa es la cuestión.

eze_cas@hotmail.com